Los espectáculos circenses no son nada divertidos para los animales. El verdadero rostro del circo se oculta tras el colorido, los aplausos y la música, justo ahí donde no llegan las risas y las luces decenas de animales padecen el encierro de por vida en jaulas minúsculas, viajes en condiciones extremas, la soledad, el hambre, la falta de atención veterinaria, golpes cuando no quieren actuar, adiestramientos crueles donde se les castiga para que hagan los ridículos actos que van en contra de su naturaleza, ya que los animales en su estado natural jamás se ponen de cabeza, montan en bicicleta, ni patines, mucho menos disfrutan saltando a través de aros de fuego y por supuesto no usan los vergonzantes y humillantes trajes o vestidos. Solamente vemos este tipo de comportamientos antinaturales en los circos.
Todo el colorido y la parafernalia de los circos distraen la atención sobre el maltrato y abuso de los animales que mantienen en cautividad, si salieran a la luz las barbaridades que se llevan a cabo, así como las formas de captura por parte de mafias de traficantes internacionales de especies amenazadas, los vejatorios “entrenamientos” y la extrema crueldad, inmediatamente perderían su atractivo.
La mayoría de los circos no cuentan con suficientes recursos económicos, por lo que los animales no suelen recibir los cuidados necesarios, incumpliendo las Leyes de la Fauna Silvestre en Cautividad. Dichas especies(leones, tigres, leopardos, grandes simios, elefantes, osos, etc.), que en su gran mayoría son muy activos por naturaleza, son forzados a pasar la mayor parte de sus vidas en pequeñas jaulas y únicamente son sacados por periodos de tiempo cortos, para actuar, además de para sufrir las crueles sesiones de “entrenamiento” basadas en golpes la mayoría de las veces, con herramientas de castigo como la sangrienta vara que termina en un gancho (bullhoocks), la cual se utiliza para llamar la atención de los elefantes golpeándolos fuertemente en la cabeza y detrás de las rodillas, latigazos y descargas eléctricas para los grandes felinos, arranque de dientes y garras a los osos, puñetazos y patadas a los chimpancés y un largo etcétera de atrocidades indescriptibles cometidas por los domadores.
A estas alturas del siglo XXI debería desaparecer esta barbariedad, los circos tendrían que ser todos sin animales, con trapecistas, payasos, acróbatas, magos, etc., un espectáculo que trasmita humanidad, cultura, amor por la vida en todas sus manifestaciones, respeto a cualquier ser vivo de la madre tierra. Por todo ello te invito si lees estas líneas a que no vayas a los circos con animales, es una forma de mostrar tu repulsa contra el maltrato y la explotación animal.
* Francisco González, miembro de la Comisión de Defensa Animal de Ben Magec-Ecologistas en Acción.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario